Gotas De Sangre~Cap 9

No sé si sea un adiós permanente, pero espero volver a verte

Marshall se la pasó todo el día encerrado en su casa luego de esa visita inesperada. Su mente estaba repleta de preguntas como “¿Qué le diré a mi madre?” “¿Qué tal si se entera que encontré a la humana pero no la maté?” “¿Qué pasará cuando llegue?” y cosas así. Había tratado de buscar una explicación lógica al asunto para decírsela a ella y convencerla, pero no se le ocurrió nada. Ya iba a ser casi un mes desde que se encontraba allí y AAA no era tampoco tan grande como para no encontrarla, además el hecho de ser vampiro le facilitaba mucho la búsqueda.

Las horas pasaban y el rey todavía seguía buscando alguna respuesta. Pero, no era solo ese su único problema, sino que, aunque se salvara de esta, su madre en algún momento regresaría a ver si ya la había asesinado y no podría decirle siempre que no la encontraba. Por una parte, si no cumplía su trato, volvería a estar encerrado por siglos, pero tampoco quería matar a Fionna. ¿Qué se supone que debía hacer?

~

Unos golpes continuos en la puerta despertaron a Marshall de su sueño. Ni siquiera se acordaba cuándo se había quedado dormido, ni como había llegado hasta su cama, pero le daba igual. Se levantó vagamente y flotó hacia la puerta principal, sin importarle su aspecto. La abrió normalmente, pero esa normalidad se esfumó al ver a su madre allí parada con una sonrisa.

—Hijo, que alegría verte —Dijo sonriendo.
—No digo lo mismo.
—Vamos, Marshall. ¿Así piensas tratar a tu madre?
—La verdad, sí —Respondió inexpresivamente.
—Bien, dejemos este tema a un lado, no vine para discutir contigo —Se adentró en la casa del vampiro y se paró en el medio de la habitación—. ¿Ya cumpliste tu trato?
—Yo… Ehh… —Tartamudeó, rascándose la parte trasera de su cabeza con la mano—. La verdad es que todavía no encontré a la humana.
—¿Cómo que no la encontraste? —Preguntó incrédula—. ¿Acaso es tan grande este lugar? Marshall, te encargué una misión y ni siquiera sabes cumplirla. ¿Cómo es posible que no la hayas encontrado siendo un vampiro? Tus instintos pueden oler a kilómetros el aroma humano, y no creo que sea tan difícil encontrarla de esa manera —Explicó, mirando a su hijo con una ceja levantada y ambos brazos cruzados sobre su pecho—. ¿Me estás ocultando algo?
—¿Qué? ¡No! —Dijo—. Es solo que no la encontré, eso es todo. No es tan fácil como parece, mamá.
—Bien, creo que debemos encontrarle una solución a todo esto —Comentó pensativa—. Quizás requiramos de algo más de equipo. Podríamos probar con algo como…
—¿Cómo qué?
—Como esto —Dijo, tomando del bolso que llevaba puesto un collar, al que colocó alrededor del cuello de su hijo—. Esto te ayudará. Es como una especie de brújula. Buscarás nuevamente alrededor de todo AAA a la humana. Cuando estés cerca de ella, el collar que llevas puesto comenzará a emitir una luz roja, que se irá intensificando cuando te vayas acercando cada vez más a la humana. A su vez, esta pulsera —Sacó el objeto de su bolso y lo puso alrededor de su muñeca—. Tiene un mini-mapa del lugar, y cuando estés cerca mi pulsera emitirá un sonido, avisándome que no está lejos de donde te encuentras, y en la pantalla aparecerá un punto de color amarillo que me mostrará su ubicación. De esa manera, podré encontrarla y matarla.
—Pero… Creí que yo era el encargado de asesinarla —Dijo, totalmente sorprendido.
—Tú lo dijiste: eras. No puedo confiar en ti después de haberte dado una tarea tan simple y que no hayas podido completarla. De ahora en más, tú serás solamente el que la busca y yo me encargaré de terminar con esto. ¿Está claro?
—¿Qué hay de nuestro trato y el collar que llevas puesto? —Preguntó.
—El trato ya se anuló debido a que no fuiste capaz de encontrarla en semanas. Así que —Tiró del collar y se lo sacó—. Nuestro trato expiró. Ahora, busca a esa humana. Será mejor que no me defraudes.
—¡No es justo! —Gritó—. ¡No es mi culpa no haberla podido encontrar! ¿Crees que no lo intenté? ¡Me la pasé semanas buscándola pero nada! —Mintió. La verdad es que estaba preocupado por Fionna, demasiado. No quería que la mataran. La necesitaba a su lado, no muerta, no al lado de alguien más, a su lado.
—No, aquí lo único injusto es que no hayas podido completar lo que te pedí —Abrió un portal a la Nocheósfera y caminó lentamente hacia este—. Espero que no me defraudes esta vez, Marshall. Ah, y no intentes sacarte el collar o te dará una descarga eléctrica —Dicho esto, atravesó el portal y desapareció.

El vampiro se quedó allí, mirando fijamente el punto por el que desapareció su madre. ¿Y ahora qué? ¿Qué pasaría con él? Pero lo más importante: ¿Qué pasaría con Fionna? No iba a permitir que la asesinaran sin razón alguna. No iba a permitir que le hicieran daño. No iba a permitir que su madre le pusiera un dedo encima. No iba a permitir que nadie en este mundo la lastimara. Porque… Toda esta preocupación hacia ella, le demostraba una sola cosa: se había enamorado de aquella humana de cabello rubio y ojos azules como el océano. Pero, ¿Cómo podría acercársele si el rastreador le avisaría a su madre que estaba cerca de ella? No tenía la menor idea de cómo. De lo único que estaba seguro, es que haría lo que fuera necesario para mantenerla a salvo.

~

—¡Vamos, Gumball! ¡No seas aburrido! —Le suplicaba la humana al príncipe, mientras tiraba de su brazo. Cake no había vuelto a casa y dudaba que llegara pronto, así que decidió volver al castillo para no aburrirse en la casa del árbol. Hubiera ido a buscar a Marshall, pero no tenía ni la menor idea de dónde vivía—. Por favor.
—Ya te dije que no iré a pelear contra monstruos contigo —Le dijo, soltándose de su agarre.
—Pero, ¡Esto es aburrido! Estuviste toda la hora haciendo experimentos. ¡Hagamos algo divertido!
—Fionna, ¿Acaso me vez como una persona a la cual se le da bien luchar? —Le preguntó.
—Bueno… No en realidad.
—¿Entonces?
—No hay ninguna otra cosa interesante para hacer —Dijo, dejándose caer sentada al suelo.
—Sé que no puedes hacer muchas cosas divertidas conmigo, pero estoy seguro de que podrías divertirte con tu hermana si te disculparas con ella.
—¿Por qué soy yo la que se tiene que disculpar? —Protestó—. Si es ella la que se enojó porque salí con un vampiro. ¡Y ni siquiera era una cita! —Exclamó, sonrojándose levemente. Sabía que, interiormente, le hubiera encantado la idea de que hubiese sido una.
—Lo sé, y sé que también estuvo mal en no dejarte ver con él, pero… La culpa no la tiene toda ella. Tú también le mentiste, y le ocultaste la existencia de Marshall Lee. Quizás si le hubieras dicho en un principio lo que pasaba, te hubieras ahorrado todo este lío.
—Bueno… —Dijo pensando—. Creo que tienes razón. Y la verdad es que la extraño mucho. No puedo pasar toda la vida enojada con Cake. Creo que alguna de las dos debe dar el primer paso en algún momento.
—Entonces, ¿Qué esperas? Ve a tu casa a ver si ya llegó.
—Sí, eso haré. Gracias Gumball —Le dio un abrazo al príncipe, logrando que se sonrojara un poco.
—No hay de que —Le sonrió para luego ver a la humana alejarse rápidamente.

Fionna corrió lo más rápido que pudo hasta la casa del árbol. Quizás, si se disculpaba con su hermana, la dejaría verse con Marshall nuevamente, y no tendría que andar a escondidas. Se sonrojó al recordar las veces que se había escapado con él, y aquella noche en la que se la pasaron prácticamente abrazados. Estaba muy segura que lo que sentía por él era más que una amistad. Estaba muy segura de que le gustaba y, si aunque sea podía verlo y Cake aceptaba que fueran amigos, tendría más oportunidades.

Luego de unos minutos, llegó a su destino finalmente. Se detuvo frente a la puerta y recobró un poco el aliento, ya que se había cansado bastante al correr. Cuando se recuperó, estaba por entrar a la casa, pero su mirada se posó en una nota que estaba colgada de la puerta.
—¿Y esto? —Susurró, tomando la nota entre sus manos.

“Enana, espero que veas pronto esta pequeña carta que te hago para decirte que… Me voy. Créeme que me hubiera gustado estar allí para despedirme personalmente de ti, pero no puedo. No estás a salvo mientras yo esté cerca, y no quiero que te hagan daño por mi culpa. Por eso, debo irme para evitar incidentes. Sé que no te doy respuestas claras, pero no es el mejor momento para hacerlo. No a través de este trozo de papel. Sería muy difícil de explicar. Espero que me perdones por irme así sin más, y por no despedirme, pero es por tu propio bien, pequeña. Espero que algún día te vuelva a encontrar, y así poder verte nuevamente y explicarte mejor todo. La lástima es que… No sé si te volveré a ver. Perdóname. Realmente me gustaría estar allí para abrazarte y despedirme de una mejor manera. Quizás vuelva a verte, quizás no… No soy adivino, así que no puedo saber qué pasará en un futuro, pero sí sé que me alegra haberte conocido. Estuviste a mi lado más que cualquier persona que conocí en toda mi larga eternidad, y valoro mucho eso, y también que hayas desobedecido a tu hermana sólo para verme. Ojalá no te hubiera encontrado de esta manera y así no tener que irme, pero no fue así. Te quiero mucho, enana. Te recordaré siempre, espero que tú también me recuerdes a mí. Gracias por todo, pequeña.
                                                   Marshall.”