literature

La Sociedad Helzebet~Cap 1

Deviation Actions

michumustachee's avatar
Published:
5.7K Views

Literature Text

"El infierno en la tierra"




Hoy es domingo. O quizás es lunes. Ya no lo sé. Ya no me importa. ¿Cuánto tiempo llevo encerrada aquí dentro? Una semana y media o dos. No lo recuerdo. Solamente sé que la fría noche en la que me capturaron en el bosque y me trajeron aquí era un miércoles. Desde ese día perdí la cuenta del tiempo que pasaba. Pero, ¿a quién le puede importar unos insignificantes días cuando lo único que quiere es escaparse? Escaparse de todo este manicomio. Escaparse de toda esta tortura. Todos los días desde que llegué es la misma rutina: abro los ojos y veo una vieja pared de cemento. Algunas partes se fueron cayendo por la humedad y dejan ver unos ladrillos de color rojo no muy resaltante. El techo está cubierto por el mismo material, de no muy buena calidad se podría decir. Hay una diminuta ventana en la parte superior izquierda de la pared. Por ahí se supone que debe entrar el oxígeno que necesitamos. Siempre estoy acurrucada contra la pared al fondo de todo. Mi cabello se fue ensuciando de a poco a medida que pasaba el tiempo. Debo haber perdido unos dos kilos y medio desde que me trajeron, ya que lo único que recibimos para comer son pedazos de pan, y algunos ya están echados a perder. Se preguntarán en dónde estoy metida. Bueno, es una respuesta simple, pero antes de que les cuente esta historia, quiero dejar tres cosas en claro.
Uno
Olvídate de todo lo que estés pensando y concéntrate sólo en esto.
Dos
No te asustes por nada de lo que leas.
Tres (y la más importante)
A partir de ahora, todo lo que voy a contarte a continuación queda entre tú y yo.

Si te digo que existe una sociedad ultra secreta cuyos miembros son únicamente vampiros que vienen a llevarse a una humana para que les dé placer cuando ellos quieran, ¿me creerías?
No me refiero a una sociedad en donde habitan personas normales con normas normales. No me refiero a los Illuminati ni a ninguna religión.
No, a nada de eso.
Esta sociedad es muy diferente a esas. A simple vista no, pero en el fondo lo es.
Es todo lo contrario.

Pensarás que por lo que te conté esta sociedad se llamará algo así como “La sociedad del placer”
“Humanas gratis para dar placer”
“La Liga de las humanas infinitas”
Pero no.
Lo llaman “La sociedad Helzebet”

Te contaré más. Esta sociedad se llama “Helzebet” porque su nombre se refiere al dolor, al miedo, a la tristeza, a la angustia. A todos esos sentimientos negativos. No sabría decirte cuándo exactamente se fundó esta sociedad, porque estoy aquí hace menos de tres semanas y la única información que pude obtener fue gracias a una prisionera (creo que se llamaba Carrie) que me contó algunas cosas cuando me trajeron y no sabía en dónde estaba. Pero, dado que hay muchas chicas que parecen haber estado aquí hace más de dos años, supongo que ya llevaba mucho tiempo funcionando.
El sistema es más o menos así: un vampiro viene, examina a todas las humanas que tiene a disposición, elige una y tiene un plazo máximo de quedársela de hasta seis meses. Luego tiene que devolverla y, si quiere, puede volver a llevarse otra.
Se preguntarán, ¿por qué humanas? Por lo poco y nada que sé, es porque las humanas tienen ese “algo” que las vampiras no tienen. Y creo que por ese algo se refieren a un cuerpo más definido. No lo sé.

A este club lo ocupan únicamente los vampiros que no tienen pareja (y creo que solo un 5% de la población tiene). Sólo los que firmaron un acuerdo de membresía saben que esta sociedad existe. Los otros son ajenos a todo lo que ocurre. Los que firman ese acuerdo no solamente tienen la libertad de poder venir y elegir una humana, sino también de no nombrar ni por error a esta sociedad. ¿Cómo saben los fundadores de la sociedad si cuentan algo o no? No lo sé.
Creo que ya empiezas a darte una idea de todo lo que pasa allí dentro. Ya empiezas a darte cuenta de por qué esta sociedad es secreta. Ya empiezas a ver para qué capturan humanas. Digamos que la mayoría de las que están encerradas tienen experiencia. Saben lo que hacen.
Y si te digo que yo no tengo ni la más mínima idea del asunto, y que en cualquier momento me convertiré en la sumisa de alguien sin saber nada del tema, ¿me creerías?
No es que yo pinte mucho en aquel lugar. Tengo diecinueve años. Estaba estudiando economía en la universidad. No soy nadie irrelevante. Soy una chica normal con las mismas necesidades normales y corrientes de todos los humanos.  
Tengo un padre y una madre que están separados. Se divorciaron cuando yo tenía trece años. Mamá se consiguió una nueva pareja y mi papá prefirió la soltería por un tiempo. Tengo muchos amigos desde la infancia. A algunos los superé con el tiempo y los fui dejando atrás, y ahora me resulta algo incómodo entablar una conversación con ellos, pero hay otros que siempre formarán parte de mi vida.
No voy a seguir haciéndome la inteligente. Quiero parecerte una persona sencilla. Porque, para ser realistas, lo más cerca que estuve de ocupar una posición de poder fue cuando tenía cinco años y casi me nombran como la ganadora al mejor disfraz en una fiesta de disfraces en Halloween.

Podría seguir nombrándote y nombrándote cosas, pero lo mejor será que volvamos al presente y dejemos atrás todo esto. Ya sabes todo lo que tenías que saber. Ahora, regresemos a la fría y oscura celda en la que me encuentro encerrada con por lo menos otras diez humanas más.

Estoy sentada al fondo de la vieja y sucia celda, apoyada contra el muro de cemento, como siempre. Tengo una pequeña piedra en la mano con la cual hago dibujos incoherentes en la pared para distraerme de todo lo que está sucediendo alrededor. Para que mi mente se concentre en algo más que no sea en los vampiros que pasan y revisan a cada humana para escoger a una para llevarse. Para no concentrarme en el olor horrible que hay aquí dentro. Resumiendo todo: para no concentrarme en que estoy atrapada en este infierno.
Tengo hambre y sed. No comí nada que me llenara desde la última vez que estuve en mi casa. Desde que llegué a la sociedad apenas pude alimentarme gracias a unos pequeños trozos de pan y a algunos vasos de agua que nos trae todos los días un vampiro de pelo castaño claro y ojos mieles resaltantes. Casi siempre la comida está echada a perder, y la bebida tiene un sabor salado horrendo, como si tomaras agua de mar.
Supongo que para estas horas ya debe ser mediodía, pero es difícil saberlo ya que la pequeña ventana que tenemos no deja entrar mucha claridad. Tampoco deja entrar mucho aire. Y, sumándole eso y que estoy en un ambiente de 2x2 con otras diez o más humanas, hace que me agarre claustrofobia en algunos momentos. Por suerte, hoy todas mis compañeras están pegadas a los barrotes de la celda, esperando que algún vampiro venga a llevárselas. Y creo que es lo que la mayoría quiere: que se las lleven. En cambio, por mi parte, prefiero quedarme al fondo en vez de ser la sumisa de alguien. Supongo que si estuviera tan desesperada como las demás en este momento estaría haciendo lo mismo que ellas, pero no. No lo estoy. Y agradezco no estarlo.

Me entretengo haciendo formas en el suelo con mi largo cabello rubio. Aunque ahora es más un rubio con mechas oscuras debido a que se me fue ensuciando lentamente. Acaba de pasar un vampiro vestido con una chaqueta de cuero y unos jeans y, para mi suerte, no se fijó ni un segundo en mí. Gracias a Dios. Creo que estar sentada al fondo tiene sus ventajas. Espero que me dure bastante tiempo. O por lo menos hasta que esté lista para asumir verdaderamente lo que sucede a mí alrededor y acepte que no voy a poder escapar de esta. Y sí, todavía no asumí que estoy encerrada en una celda y que en cualquier momento puede venir alguien y me puede llevar a su casa y hacer conmigo lo que se le antoje la gana. ¿Creen que voy a empezar a aceptar todo eso ahora? Já. Suerte con eso. Porque no pienso hacerlo por el momento.
O quizás sí.
No lo sé.
Ya no me entiendo a mí misma.
Es frustrante.
Aunque no me extrañaría que me esté comenzando a volver algo loca. Digo, asumiendo todo lo que pasa alrededor (lo cual todavía no voy a aceptar), supongo que no estaría muy mal que se me subiera la locura a la cabeza. ¿O sí?

A lo lejos escucho voces. Unos pasos que se acercan hasta donde se encuentran las celdas. Supongo que vino un cliente nuevo. ¿Qué es lo mejor que puedo hacer ahora? Agachar la cabeza y ponerme a trazar líneas en la suciedad del piso. Y, obviamente, mis amigas humanas se pusieron todas delante de los barrotes, con la esperanza de que el vampiro misterioso se lleve a alguna.
—Por aquí señor Abadeer —dice una voz masculina.
Escucho que los pasos se detienen delante de nuestra celda, ya que es la primera de todas. Puedo sentir cómo los ojos del muchacho examinan el pequeño espacio en busca de una humana, y por alguna razón levanto un poco la cabeza para poder examinar un poco al misterioso vampiro.
Y quizás fue una de las peores ideas que tuve.
Sus ojos negros, de mirada nublada, bajo los cuales se encontraban escritas implícitamente promesas se encontraron con los míos. Tuve tiempo de observar su apariencia. Pelo negro azabache, revuelto, con algunas ondas diminutas y con una tonalidad brillante. El rostro pálido, al igual que el resto de su cuerpo. Una camisa roja a cuadros, unos jeans gastados y unas converse.
Me sostiene la mirada por unos segundos. Y luego, una sonrisa (totalmente irresistible) se forma en su rostro, lo cual hace que por alguna extraña razón me sonroje.
—Quiero esa —le murmura al vampiro que está a su lado, con la mirada todavía fija en la mía.
Todas las otras humanas se dan vuelta y me miran, fulminándome con la mirada. Algo que nunca habían hecho anteriormente con ninguna otra. ¿Acaso este chico tiene algo de especial? Díganme, porque la verdad no estoy ni enterada de nada.

El vampiro que se encontraba al lado de mi ahora nuevo dueño entra a la celda, desabrocha unas esposas que tiene agarradas a su pantalón con una llave y me las ata a mis muñecas. Luego, con una empujada brusca, hace que salga caminando por la puerta y la cierra tras de mí. Mi nuevo Amo (cuyo nombre desconozco) me mira con una sonrisa en la cara. Y no es una sonrisa de alegría. Conozco muy bien esa sonrisa. Y sé que lo primero que haremos al llegar a donde sea que viva no va a ser tener una conversación de presentación.

Caminamos por un largo pasillo hasta llegar a lo que parece una oficina. Hay un escritorio de madera en el centro y bajo este se encuentra una alfombra de color rojo. Hay algunos cuadros colgados en las paredes y una pequeña biblioteca en una de las esquinas.
—Señor Abadeer, firme esto y podrá irse libremente —le dice el vampiro al supuesto señor Abadeer, tendiéndole un papel y una lapicera.
Lo firma rápidamente, como si su vida dependiera de ello, y luego se lo entrega nuevamente.
—Bien, recuerde que tiene un plazo de hasta seis meses para quedarse a la humana. Si por alguna razón se siente disconforme o simplemente quiere traerla aquí antes de tiempo, no hay ningún problema.
—Entendido. Gracias —dice sonriéndole mientras se estrechan las manos.
El tal señor Abadeer se voltea hacia mí y me dedica una sonrisa de complicidad. Luego me toma de un brazo -ya que tengo las manos atadas atrás por las esposas- y me saca de aquel lugar.

Puedo ojear rápidamente el edificio en el cual me encontraba encerrada cuando salimos, y tengo que decir que nada llama la atención excepto por dos cosas: la gruesa y omnipresente capa de pintura color negro y las extrañas siluetas del tejado. No entiendo muy bien qué son. Parecen grandes esculturas hechas de cemento sólido. Aun así, no podría describir mucho el aspecto del edificio ya que la pintura es tan gruesa que oculta cualquier detalle arquitectónico de la construcción.

Vamos en un R8 manejando a toda velocidad. La figura del edificio se ve cada vez más y más pequeña. Y ahora lo único que puedo apreciar a través de la ventanilla son pasto y árboles. Tengo el presentimiento de que vamos a ir a una casa de campo o algo así.
“Es una gran idea. Así, si tu gritas y gritas pidiéndole que se detenga porque te lastima o algo así, nadie podrá escucharte y él podrá continuar con lo suyo” comenta mi subconsciente.
¿Por qué no puedo pensar cosas más tranquilizadoras? ¿Siempre tengo que pensar lo peor del asunto?
“Y, te trajeron a una sociedad donde los vampiros utilizan a las humanas para que solamente les den placer. Así que, no creo que puedas verle algo positivo al asunto”
Eso me recuerda que no estoy sola en el auto.
Miro hacia mi izquierda y veo a mi supuesto Amo con la vista fija en la carretera. Tengo que admitir que tiene un perfil muy lindo. Para tener unos mil años o más, se mantiene en forma.
—¿Admirando la vista? —me pregunta sorprendiéndome.
Noto que el calor comienza a adueñarse de mis mejillas, que deben de haberse teñido de un color rojo.
—¿Te sonrojas muy seguido? Porque, si lo haces, vas a terminar dándome hambre todo el tiempo.
Siento que mis mejillas se encienden aún más de lo que ya estaban.
—B-bueno… Es al-algo nuevo. Nunca me sonrojé tan seguido antes… —murmuro avergonzada, preguntándome si tendría que haberle respondido o no.
Él me lanza una mirada fugaz y una sonrisa y luego se concentra en la carretera nuevamente.

Luego de una media hora o algo así llegamos a una gran casa de campo, tal como yo lo dije. Aunque no me esperaba que fuera tan grande. Aquí podrían vivir unas treinta personas tranquilamente. Está de más mencionar que la casa -mejor dicho mansión- es preciosa. Está pintada de un color beige. Tiene unos ventanales gigantes, una puerta moderna, un arco de piedras de tonos marrones claros en la entrada y está rodeado de naturaleza por todas partes.
—Ven, entremos —me dice el vampiro mientras me toma del brazo y me adentra en la gran casa.

Por dentro es totalmente hermosa también. No voy a ponerme a describir todo lo que hay en la habitación porque estaría por lo menos una hora haciéndolo. Ahora que lo pienso, ¿para qué querría alguien semejante hogar si sólo vive una persona aquí dentro? Es algo absurdo.
—¿Te gusta? —me susurra al oído el vampiro, provocando que un escalofrío me recorra.
—Sí —murmuro—. Es hermosa.
—Entonces me alegro de que te guste —sonríe—. Por cierto, ¿cómo te llamas?
—Umm, soy Fionna. ¿Y tú eres?
—Marshall Lee Abadeer, rey vampiro.
¿Rey vampiro? Ah, creo que ahora ya entiendo por qué las miradas asesinas en la celda. Y ahora que se me viene a la mente el tema de las celdas me doy cuenta de que todavía sigo con las esposas puestas.
—¿Vas a quitármelas o qué? —pregunto con algo de brusquedad.
—Deberías hablarme bien a mí si no quieres que te castigue —susurra—. Y no, no te las voy a quitar. Te quiero tal y como estás en mi habitación, ahora mismo.
Creo que ya entendí por dónde va la cosa. Me quiere mantener esposada para… ¿para qué? ¿para que no intente escaparme? ¿para que no intente forcejear?
—Vamos a divertirnos un rato —murmura con una sonrisa sádica mientras me guía escaleras arriba.
Esto es malo.
Muy malo.
Peor de lo que pensé.
Que alguien me ayude.
Afgfdsafghjhgfdsasdrtgy al fin, despues de tantas vueltas que le di al primer cap por fin salio algo :'D Queria borrar todo, pero lo deje como estaba porque a :iconrhisa123: le gustaba asi. Amamegemelita (?
Espero que les guste como va yendo :iconcblushplz:
Adiosssss~ :iconbaibaiplz:
© 2013 - 2024 michumustachee
Comments92
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
Franly08's avatar
síguela plissss